Entrevistado por Mariano Beristain y Fernanda Vallejos, el titular de SMATA, analiza la compleja realidad laboral de su sector, víctima de licenciamientos, adelantos de vacaciones y riesgo de pérdida de puestos de trabajo. El sindicalista afirma que su principal preocupación no son las políticas laborales del gobierno, sino la política económica y sostiene que si no se cambia el rumbo vamos a terminar con despidos como en la década del 90, con un modelo agrícola-ganadero y de servicios que sólo podría funcionar, advierte, si tuviéramos 20 millones de habitantes, pero no en uno donde hay más de 40 millones. Pignanelli analiza sobre el llamado "costo laboral" en Argentina que no es alto (como sostienen empresarios y funcionarios del gobierno). Ejemplifica sobre su sector (Automotriz) "donde el 80% viene de afuera, el costo laboral impacta sólo sobre el 20%". Sostiene, además, que "Macri tiene que abrirse a la coherencia de los pensamientos, no se puede encerrar en una teoría liberal que no contempla al ser humano" y sentencia "si ratifica el rumbo económico, lo lamento, porque va a fracasar y vamos a tener un problema en el país muy profundo. Porque están todos queriendo exprimir la naranja, y la naranja de los pobres no tiene más jugo. Una naranja que no tiene más jugo o la alimentás de vuelta o la descartás, y acá no la podés descartar porque es un ser humano". Consultado sobre el avance de acuerdos salariales "por productividad", Pignanelli afirma que "primero me tienen que decir qué producción quieren hacer y dónde la van a colocar, porque en un mundo donde nadie nos quiere comprar tenés que tener un mercado interno vigoroso. Nosotros vamos a contramano, cuando el mundo se está cerrando, nosotros nos estamos abriendo, creo que nos estamos equivocando". "Nunca me voy a oponer a discutir productividad, pero la productividad no te la puede comer la inflación, tiene que estar por encima del costo de vida", concluye. Sobre el rol de la CGT opina que "nosotros en el terreno gremial nos podremos equivocar, pero nosotros no somos responsables de lo que está pasando". El titular de Smata considera que "si se terminara el gremialismo se van a dar cuenta los trabajadores los problemas que vamos a tener". Pignanelli considera que "en el 2001 la pasamos muy mal, y por eso hoy la CGT tiene una responsabilidad muy grande, porque si se llegara a dar otro escenario parecido, no sé si salimos esta vez... La prudencia tiene que durar hasta que el movimiento obrero se dé cuenta que no se cambia el rumbo... Lo peor que nos puede pasar es que la gente pase por arriba de los dirigentes, porque una cosa es la gente en la calle conducida, y otra muy diferente es la gente en la calle desmadrada".
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