"Uno de los placeres de la lectura es el encuentro con la obra de un autor que hasta ese momento nos era desconocido. Cuando ese autor resulta talentoso es motivo de satisfacción. Más alegría aún cuando ese autor está por encima de la media. Y si el que escribe es un compatriota y a medida que te vas adentrando en sus páginas te encontrás con personajes que hablan tu propio lenguaje, se mueven por los barrios de tu ciudad, recorren calles que te son familiares, toman los mismos colectivos en los que vos viajaste alguna vez y hasta se sientan en los mismos bares en los que dejaste pasar las horas, la lectura es una forma peculiar de felicidad. Sentís que ese diálogo que se establece entre el escritor y el lector es una charla de amigos. Pero cuando además en las páginas del libro encontrás en sus personajes a tus propios amigos la experiencia es memorable. Es, de alguna manera la sensación de estar compartiendo un fragmento de tu propia vida, sentís que podrías haber estado ahí o, a lo sumo, a la vuelta de la esquina. Si además el autor escribe muy bien y cuenta historias apasionantes, de esas que hacen que no se pueda dejar de leer sin un esfuerzo conciente –tengo que ir a trabajar o tengo que preparar la cena para mi familia– la experiencia literaria es un placer absoluto. Y eso es lo que hoy voy a compartir con ustedes, mis queridos oyentes. El muy afortunado encuentro con la llamada Tetralogía del Británico de Martín Malharro." Gabriel M. Wainstein.
4 years, 7 months ago por gabwain - 11 plays
"Capítulo 62 y segundo programa de “El dulce veneno...” dedicado a la novela negra australiana, en lo que de ninguna manera pretende ser un recorrido exhaustivo por la misma. Mi intención es compartir con ustedes las lecturas de los pocos policiales de ese origen que tuve oportunidad de recorrer . En el capítulo anterior, el 61, les conté de dos autores, Jane Harper y Nicholas Jose. Tal vez lo único que acerca a estos escritores es que ambos nacieron en Gran Bretaña y vivieron desde niños en Australia, pero a mi no me resulta posible encontrar algo en común entre ellos. Lo mismo me pasa con los autores que voy a abordar en el programa de hoy. Más allá del origen geográfico compartido, no encuentro rasgos que me permitan pensar en una corriente que pueda denominar como novela negra australiana. Puede ser que exista, pero lo ignoro. Reflexionando, caigo en que, tal vez, la única característica que los une sea que en ninguna de las novelas que tuve oportunidad de leer aparece la palabra “canguro”, que suele ser lo primero que se nos aparece cuando pensamos en Australia. Me parece que es oportuno entonces citar a Borges, frecuentemente es bueno recurrir a su sabiduría literaria. “He encontrado días pasados una curiosa confirmación de que lo verdaderamente nativo suele y puede prescindir del color local; encontré esta confirmación en la Historia de la declinación y caída del Imperio Romano de Gibbon. Gibbon observa que en el libro árabe por excelencia, en el Alcorán, no hay camellos; yo creo que si hubiera alguna duda sobre la autenticidad del Alcorán, bastaría esta ausencia de camellos para probar que es árabe. Fue escrito por Mahoma, y Mahoma, como árabe, no tenía por qué saber que los camellos eran especialmente árabes; eran para él parte de la realidad, no tenía por qué distinguirlos; en cambio, un falsario, un turista, un nacionalista árabe, lo primero que hubiera hecho es prodigar camellos, caravanas de camellos en cada página; pero Mahoma, como árabe, estaba tranquilo: sabía que podía ser árabe sin camellos.”
Vaya entonces este capítulo 62 de “El dulce veneno de la novela negra” dedicado a la novela negra australiana, dedicada a los Michael Robotham y Peter Temple, autores de libros sin canguros ni camellos."Gabriel M. Wainstein
5 years ago por gabwain - 27 plays
"Una de las cosas que me fascinó al convertirme en un lector apasionado del género es la extraordinaria expansión que la novela negra tuvo por todas las geografías de nuestro planeta. Si bien el policial realista tuvo su origen en los Estados Unidos, con los años creció por el mundo y hoy se cultiva la novela negra en los cinco continentes. Aunque empezó mucho antes, buena parte de ese proceso se dio en los años en los que yo comenzaba a transformarme en un lector de literatura policial. Recuerdo que a fines de los 80 y principio de los 90 recorría las librerías porteñas, particularmente las de usados y ofertas, buscando alimento para mi voraz apetito literario. Era una actividad fundamentalmente crepuscular y, muchas veces, la noche se me alegraba cuando lograba divisar en alguna mesa, las características tapas negras con letras blancas e ilustraciones de la colección Etiqueta Negra de Editorial Júcar. La lista de títulos era muy abundantes y los autores, un regocijo para el alma: Stuart Kaminsky, Jim Thompson, Marc Behm, Donald Westlake, Julián Ibañez. Una madrugada, llegué a mi casa con un volumen de menos de cien páginas. Pese a su brevedad, el libro tenía un título largo e intrigante, “Sintiendo que el campo de batalla...”. En radio no es fácil de percibir, pero terminaba en puntos suspensivos. El autor era quién dirigía la colección, el mexicano Paco Ignacio Taibo II. Cuando me sumergí en sus páginas me encontré con una más que agradable sorpresa: era una novelita apasionante. Al terminarla me quedé con muchas ganas de seguir conociendo la historia de la protagonista, Olga Lavanderos. Pasaron casi 20 años hasta encontrar otro libro con el mismo personaje, pero en ese período leí unas cuantas novelas más del mismo escritor. Se trata de un artista treméndamente prolífico, que escribió novelas policiales pero también incursionó en otros terrenos literarios. Por eso, en este capítulo 52 voy a abordar apenas una pequeña parte de la obra de Paco Ignacio Taibo, Voy a contarles acerca de dos novelas sobre Olga Lavanderos y de una que tiene como protagonista a José Daniel Fierro." Gabriel M. Wainstein.
5 years, 7 months ago por gabwain - 29 plays
"Este capítulo de hoy es fruto de un empate... Mejor dicho, este capítulo de hoy es consecuencia de un desempate. Cabe aclarar que no hay nada deportivo o competitivo en este espacio radial literario, o si tal vez hay algo, no es para nada evidente. Cuando hablo de empate y desempate me refiero a mis propias valoraciones acerca de un autor en particular. Un novelista sobre el que existe un consenso muy positivo pero... Mejor voy a aclarar, porque así dicho parece un tanto confuso. Empiezo de nuevo.
En este capítulo 66 de “El dulce veneno de la novela negra” les voy a contar acerca de la obra de un escritor argentino que se difundió mucho en los últimos años. No ese trata de un autor joven, anda por los cincuenta y pico, apenas un par de años menor que quién les habla. Comenzó a escribir a los 45 años, pero desde entonces tiene una importante cosecha de premios. Y lo del empate tiene que ver con una valoración absolutamente personal ya que, hace un tiempo, leí sus dos primeros libros y me pasó algo no muy usual: uno me gustó muchísimo y el otro no me gustó nada. Para peor la novela que no me gustó era claramente un policial negro y la que me había entusiasmado tenía rasgos del género pero se podía encuadrar tal vez en la ciencia ficción. Desde hace varios meses me esperaba en mi casa otro de sus libros y no me decidía a leerlo pero, luego de terminar unas lecturas muy intensas, tenía la duda de con qué seguir y, recorriendo mi biblioteca, me volví a tropezar con ese volumen pendiente. Entonces me decidí a encararlo, con la sensación de desempate que mencionaba al principio. Era una novela corta, terminé de leerla en un día, pero a mitad del libro no me cabían dudas, estaba ante un excelente escritor. Dediqué todo el día siguiente, domingo, a leer otra de sus novelas, y hoy lunes estoy comenzando a escribir este capítulo con la alegría de que ese desempate se haya trasformado en goleada. El lenguaje deportivo es oportuno ya que Horacio Convertini, que de él se trata, es muy futbolero. También es un gran escritor que vale la pena leer y difundir. Por eso este capítulo 66 de “El dulce veneno de la novela negra” está dedicado a su obra." Gabriel M. Wainstein
4 years, 10 months ago por gabwain - 30 plays
"Desde su origen, el género negro ha mostrado un fuerte interés por lo social. Es inevitable, al encarar este tema, la referencia a Dashiell Hammett, un hombre de izquierda que apoyó públicamente causas como la de la Republica Española, el derecho a voto de los negros y a las organizaciones sindicales. Inclusive se sumó a los 47 años al ejército de su país para combatir al nazismo. Poco tiempo después, durante el macartismo, en la década del 50, fue acusado de integrar el Partido Comunista y obligado a declarar ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas en el Congreso. Por su negativa a transformarse en un delator fue condenado a la cárcel, donde se deterioró su salud. Su obra fue proscripta. Hammett, al fundar el género de la novela negra con Cosecha Roja, puso una mirada crítica sobre la sociedad norteamericana en el centro de su literatura y abrió un camino que después encontró innumerables seguidores. Pero no es sobre el autor de “El halcón Maltés” que les voy a contar en este capítulo de hoy. Voy a hablarles de una escritora no muy difundida que comencé a leer hace unas pocas semanas y que me ha dejado deslumbrado. Una autora que tiene como un eje cardinal de su obra la desigualdad, la pobreza y la violencia. Que narra historias que transcurren en Pennsylvania, en pueblos que agonizan luego del cierre de las minas de carbón que eran el centro de su actividad económica. Una novelística que recorre un camino que transita entre la literatura policial y un realismo social crudo, casi naturalista. Pero no sólo esto,este programa trata de un escritora a la que leí hace muy poco y que me pareció excelente. Considero que su obra está entre lo mejor de la novela negra contemporánea. En este capítulo 58 de “El dulce veneno de la novela negra” es voy a contar acerca de Tawni O'Dell y tres excelentes novelas que tuve oportunidad de leer." Gabriel M. Wainstein
5 years, 2 months ago por gabwain - 30 plays
"Hoy voy darme un gusto. Si bien siempre es placentero compartir semana a semana este espacio radial con ustedes, queridos oyentes, como se podrán imaginar, disfruto de algunos capítulos más que de otros. Y hoy, tengo ganas de darme un gusto. Voy a hablarles del que, indudablemente, es mi autor preferido. El escritor al que vuelvo una y otra vez, siempre con renovado placer. Uno de los fundadores del género, creador del personaje más inolvidable. Un hombre de letras que, quizás sin saberlo, abrió un camino fértil que se multiplicó en miles de obras alrededor del mundo. Pero no voy a hablarles de las facetas más conocidas de su obra, voy a ir a los orígenes, a los primeros relatos, ahí donde nace su gran personaje y donde encuentra su estilo. No voy a extenderme mucho en esta introducción, solamente decirles que este capítulo 44 de “El dulce veneno de la novela negra” está dedicado, en exclusiva, al gran Raymond Chandler, a su obra temprana y al nacimiento de Phillip Marlowe." Gabriel Marcelo Wainstein.
5 years, 10 months ago por gabwain - 27 plays
"Un programa de radio, y supongo que cualquier disciplina comunicacional o artística, no pertenece nunca a una sola persona. No me refiero al aspecto que tiene que ver con la propiedad, derechos de autor o de intérprete y ese tipo de cosas. Hablo de una forma de pertenencia más esencial, más profunda. Está claro que yo pongo mucho trabajo en este programa. Mantengo un plan de lecturas, pienso cada capítulo, lo escribo, selecciono la música, lo grabo con la colaboración inestimable del operador, lo difundo. En el camino vivo la emoción de descubrir aspectos inesperados o desconocidos para mí, hago un aprendizaje, me emociono. Pero, aunque sea una obviedad, hay siempre otro, que es primordial. El oyente. Cada uno de ustedes, que está del otro lado de un parlante, se apropia de este programa y vive una experiencia diferente, valiosa o no tanto, pero única. Yo siento que en cada escucha me hacen un regalo. Algo que tiene un sentido profundo para mí. Algunos oyentes se comunican conmigo en la página de Facebook del programa, otros hacen comentarios en YouTube, y siempre trato de responderles. Sus mensajes me alegran, pero además le dan sentido a todo este trabajo. En el momento que escribo este texto, hace exactamente dos meses, un oyente brasileño que vive en Porto Alegre me preguntó: ¿E qdo falaremos sobre Philip Kerr? Me pareció un reclamo legítimo, y una guía válida a la hora de elegir un capítulo. Así que, queridos oyentes, este capítulo especial porque lleva el número 50 surge de un pedido de Ángelo Nudelman y al agradecerle a él, les agradezco a cada uno de ustedes que dedican tiempo de su vida a escucharme y a compartir lecturas. Vamos entonces a éste capítulo, dedicado al escritor escocés Philip Kerr. " Gabriel M. Wainstein
5 years, 5 months ago por gabwain - 14 plays
"Hoy voy a saldar una deuda pendiente. Dicho así parece algo muy serio, inmediatamente se piensa en pagarés, matones, amenazas de ruptura de piernas, palizas ejemplares, pero no. No va por ahí la cosa. Porque esta deuda tiene que ver con algo que yo les debo a ustedes, los oyentes de este programa. Y me voy a apresurar a saldar esta deuda antes de sufrir cualquier tipo de consecuencias desagradables... Hablando en serio, en el capítulo anterior, el 52, les conté del gran escritor mexicano, para ser más exactos, asturiano-mexicano, Paco Ignacio Taibo II. Más precisamente el programa estuvo centrado en las dos novelas sobre Olga Lavanderos y la primera que tiene como protagonista a José Daniel Fierro. Les dije entonces que me quedaba pendiente hacer un capítulo sobre el que era su personaje principal, o creo que lo es, el detective Belascoarán Shayne. Como les conté, yo que había hecho una lectura fragmentaria y desordenada de las novelas dedicadas a este personaje, por lo que no podía hacerme una idea clara acerca de esta serie. Como lo prometido es deuda, me dediqué de lleno a leer en orden sus libros, y mientras me voy introduciendo en ese mundo, voy escribiendo este capítulo. Creo que, además, en este programa es necesario hacer algunas consideraciones sobre el autor, dado que se trata de un personaje muy especial, con una vida pública muy activa que va más allá del marco de la escritura. Por eso, este capítulo 53 de “El dulce veneno de la novela negra” está dedicado al Paco Ignacio Taibo II y su personaje, Belascoarán Shayne."
5 years, 7 months ago por gabwain - 11 plays
El de hoy, es un programa que yo no esperaba hacer. Hace menos de un mes empecé a planificar un capítulo dedicado al escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II. Pensaba encarar algunas de sus novelas, las dos que tienen como protagonista a Olga Lavanderos y una de las dedicadas a José Daniel Fierro, y luego seguir con otro autor. Sin embargo, cuando terminaba de escribir ese programa, me di cuenta de que se imponía la necesidad de dedicarle un capítulo al principal personaje surgido de la pluma y de la mente del escritor mexicano, me resisto a utilizar el sinónimo periodístico azteca, Héctor Belascoarán Shaine. Como no había hecho una lectura sistemática de esa serie, me puse a ello, y surgió el segundo capítulo, el 53, dedicado a Taibo. Pero cuando lo estaba escribiendo tomé cuenta de que tampoco allí terminaba con el tema que había encarado, sino que necesitaba un capítulo más. La radio es así, con el tiempo y la práctica los formatos se van modificando. No sé si de acá en adelante dedicaré a cada autor varios capítulos, pero es probable que , en algunos casos sea así. No sé que les pasará a ustedes, queridos oyentes, pero yo disfruto, e inclusive aprendo más de esta manera. Vaya entonces este capítulo 54, el tercero dedicado a Paco Ignacio Taibo II. Gabriel M.Wainstein
5 years, 6 months ago por gabwain - 8 plays
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